En una pesadilla expresiva, terrorífica, el Bayern Múnich sufrió un batacazo en su visita a Frankfurt, goleado por la ambición, el contragolpe, la fuerza y la exhibición concluyente del Eintracht (5-1), que desbordó por encima de cualquier expectativa a su rival, cuyo desastre acaparó desde el principio hasta el final a todo el equipo, también a Thomas Tuchel.
Un accidente, quizá algo más, del campeón alemán. Una derrota extraordinaria, por excesiva, también por calidad, del Bayern, a tres puntos del liderato del Bayer Leverkusen. A mucho más si se toma como referencia un encuentro del calibre de este sábado, en el que no existió casi nunca. Ni el equipo. Ni ninguna individualidad. Ni Kane. Ni Sané. Ni Coman. Ni Choupo Moting. Ni Kimmich, pese a su gol. Nadie estuvo a la altura.