El Liverpool necesitó 35 minutos y un contraataque para hacer el primer gol. De una falta a favor del Brentford, los ‘Reds’ salieron a la carrera propulsados por un pelotazo de Virgil Van Dijk. En un dos para uno, Jota ganó de cabeza a Sergio Reguilón y permitió que Darwin Núñez entrara por el carril central completamente solo. El uruguayo llegó hasta Flekken y le picó la pelota para hacer su noveno gol en esta Premier y sumar su décimo novena aportación de gol; solo Erling Haaland y Ollie Watkinsllevan más que él.
El dulce gol de Darwin en los primeros minutos de la primera parte fue amargado por tres lesiones, la de Curtis Jones, la de Jota y la del propio Dariwn, sustituido en el 44 por Salah. A Klopp le sentó tan mal la «plaga» que se llevó las manos a la cabeza cuando Reguilón atacó el tobillo de Conor Bradley minutos después.
Manchester City, 1 – Chelsea, 1
Soñó el Chelsea, gracias al vengativo Raheem Sterling, con tomar el Etihad Stadium y someter al Manchester City a su primera derrota en casa del año. Soñó hasta que Rodrigo Hernández, experto en apagar incendios y desactivar problemas, enganchó uno de sus clásicos misiles y colocó un empate que aprieta aún más la Premier League.
El City, que dependía de sí mismo para ser líder de la competición, ya ha perdido esa ventaja. El empate ante un irreconocible Chelsea, en un partido terrible de Erling Haaland, que falló como nunca, balancea el título hacia el lado del Liverpool y comprime los primeros puestos; de ganar el partido aplazado, Liverpool, City y Arsenal estarán en una brecha de dos puntos.
En una tarde en la que se saboreaba en el ambiente una goleada parecida a la de febrero de 2019, cuando los ‘Sky Blues’ ganaron 6-0, el Chelsea, como ya hizo en la ida, dio sorprendentemente la cara. Si ya sorprendió a los ‘cityzens’ con el 4-4 de Stamford Bridge, esta vez les puso contra las cuerdas y les condenó a contentarse con el empate, pese a que las caras de Haaland y Phil Foden al final del encuentro fuera de decepción total.
El noruego, incluso, apartó la cámara que le filmaba tras el pitido final, consciente de que acababa de completar uno de sus peores partidos. Diez disparos, cero goles, su peor registro desde que llegara al City. Su estadística de ‘Goles Esperados’ se elevó hasta el 1,88, pero fue incapaz de ver puerta.