Nosferatu, inmortalizada por primera vez en 1922, está profundamente ligada a la novela «Drácula» de Bram Stoker, publicada en 1897.
Para evitar problemas legales, Murnau cambió el nombre del vampiro a Conde Orlok y alteró detalles de la trama, aunque conservó elementos clave como el castillo en los Cárpatos y el viaje del vampiro en barco.
La fotografía de #Nosferatu es una de las mejores que se han hecho en una película de terror de este siglo, no tengo ningún tipo de duda. Es como leer una novela del género y vivirla en primera persona, obra maestra artística, increíble trabajo de Jarin Blaschke. pic.twitter.com/HdP2jbohUz
— SitoCinema (@SitoCinema) December 27, 2024
Sin embargo, Florence Balcombe, viuda de Stoker, demandó al director, y un tribunal ordenó destruir todas las copias de la película. A pesar de esto, «Nosferatu» sobrevivió gracias a copias ya distribuidas, convirtiéndose en un clásico del cine de terror.
Aunque inspirada en «Drácula», la representación de Nosferatu presenta diferencias significativas. Mientras que Drácula es a menudo retratado como un seductor hipnótico, el Conde Orlok es una criatura grotesca, con piel pálida y rasgos inhumanos.
Además, las reglas del vampirismo varían: Drácula puede soportar la luz solar, aunque debilitado, mientras que Orlok perece bajo sus rayos.
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Estas diferencias han permitido que ambas figuras coexistan y evolucionen en el imaginario colectivo, influyendo en numerosas adaptaciones cinematográficas a lo largo de los años.
El estreno de una nueva versión de «Nosferatu», dirigida por Robert Eggers y protagonizada por Willem Dafoe, busca revivir la atmósfera aterradora de la obra original.
Nosferatu mantiene su esencia en las salas de Cinemark
Mientras Drácula ha sido adaptado en versiones románticas, cómicas y terroríficas, Nosferatu mantiene su esencia como un monstruo inquietante, despojado de humanidad y definido por su voraz sed de sangre.