La gestión de Peter Lim al frente del Valencia CF sigue generando controversia, y ahora trasciende fronteras, incluso sale de lo deportivo.
Un reciente reportaje de The Athletic, publicado en The New York Times, lo señala como «el propietario más infame de LaLiga».
Tras entrevistar a más de una docena de personas que han trabajado con él, el informe detalla su cuestionable administración, marcada por la ausencia y decisiones que han llevado al club a luchar por evitar el descenso, tras haber sido un gigante europeo en la década de los 2000.
Se resalta que lleva cinco años sin ver a su equipo en directo y que su distanciamiento con la afición es cada vez más evidente.
El artículo también profundiza en la conexión de Lim con el mundo del fútbol antes de su llegada a Mestalla, incluyendo intentos de compra de clubes como el Atlético de Madrid, el Liverpool y el Milan.
Además, destaca cómo ha utilizado su relación con figuras como Cristiano Ronaldo, David Beckham y Jorge Mendes para influir en el mercado.
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Su ausencia en las celebraciones de la Copa del Rey de 2019 y su decisión de cenar con amigos en lugar de felicitar al equipo reflejan su desapego, algo que el club nunca aclaró cuando fue consultado en 2020.
En términos deportivos, el Valencia ha perdido protagonismo en LaLiga desde la llegada de Lim. Con posiciones cada vez más alejadas de los puestos europeos y una plantilla debilitada por constantes recortes salariales, los aficionados han respondido con protestas y pancartas de «Lim, Go Home» en cada partido.
En cuanto a una posible venta, el artículo descarta que Cristiano Ronaldo, pese a los rumores, adquiera el Valencia CF, ya que se necesitarían al menos 400 millones de euros para que Lim considere desprenderse del 92 % de sus acciones en Meriton Holdings.
Valencia ya ve su futuro próximo
A esto se suma la incertidumbre sobre el futuro del club con la designación de Kiat Lim como presidente ejecutivo, una figura que, según excolaboradores, carece de la experiencia necesaria para liderar a una institución de esta magnitud. La incertidumbre y la desconfianza siguen marcando el presente del Valencia.
