Ruud van Nistelrooy quería despedirse por todo lo alto. Cogió las riendas del Manchester United tras la destitución de Erik ten Hag y la reacción del equipo fue inmediata: ‘manita’ al Leicester City en los octavos de final de la Carabao Cup. A partir de aquí, sacó un empate que pudo saber a poco ante el Chelsea, venció con comodidad al PAOK en Europa League y, en el que fue su último partido al frente del banquillo ‘red devil’, Bruno Fernandes le brindó una última alegría en Old Trafford (3-0).
Por la vía rápida, el United quiso llevar el partido a su terreno. Tener algo más de protagonismo con balón y llegar con peligro al marco de Hermansen. Y así fue. En un saque de banda, como si de una jugada ensayada se tratase, llegó el primero. Jugada al primer toque que culminó Bruno desde el vértice del área a pase de tacón de Diallo.
Había transcurrido el primer cuarto de hora y los de van Nistelrooy lo tenían todo bajo control. Eso sí, se relajaron en exceso y los ‘foxes’, mediante Ndidi, primero tras un córner de Buonanotte, y sorprendiendo después en un desmarque a la espalda de los centrales, aunque no logró resolver ante Onana.
Lo probó Winks desde media distancia, pero el United, que se había alejado del área rival, amplió la brecha. Mismo protagonista, un Bruno que cumplía 250 partidos con la camiseta ‘red devil’, pero diferente pasador, Mazraoui, que puso un buen centro desde el costado izquierdo. El remate del luso, eso sí, tocó en Kristiansen.
Los de Steve Cooper lo intentaron en la segunda mitad, pero apenas inquietaron a Onana. Ya en la recta final, Alejandro Garnacho, que ingresó por Rashford, la cogió dentro del área y no se lo pensó: rosca perfecta directa a la escuadra.
Séptimo gol para él en lo que llevamos de temporada, y ya no dio opción al Leicester. Ruud van Nistelrooy cumplió con su función y le cede el testigo a Rúben Amorim.