Beetlejuice ha vuelto, y aunque sigue muerto, está más vivo que nunca en la pantalla grande de Cinemark Majadas Once.
Han pasado 36 años desde que Tim Burton presentó por primera vez al personaje interpretado por Michael Keaton, pero Hollywood no podía dejar descansar esta propiedad intelectual.
Así que, en el Festival de Cine de Venecia, se estrenó «Beetlejuice Beetlejuice», la secuela que rinde homenaje a la original pero que, sorprendentemente, la supera en casi todos los aspectos.
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Con un guion ingenioso y una dirección que explota al máximo el humor macabro de Burton, esta secuela demuestra ser una comedia tan hilarante como repugnante.
Uno de los mayores aciertos de «Beetlejuice Beetlejuice» es su apuesta por los efectos prácticos sobre el CGI, lo que le da a los chistes un toque más grotesco y auténtico.
Keaton retoma su papel con la misma energía endemoniada de la primera película, mientras que Winona Ryder vuelve como Lydia Deetz, ahora convertida en una «mediadora psíquica» con su propio programa de televisión.
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La trama se enreda con la introducción de nuevos personajes, incluyendo a la hija adolescente de Lydia, Astrid (Jenna Ortega), y a la vengativa exesposa de Beetlejuice (Monica Bellucci), lo que a veces sobrecarga la narrativa, pero no resta diversión a la experiencia.
A pesar de su complejidad y de algunos momentos donde la trama se vuelve un poco caótica, «Beetlejuice Beetlejuice» es un retorno triunfal al estilo único de Burton.
La película logra mezclar la nostalgia con nuevas ideas, explorando temas como la vejez y el duelo, sin dejar de lado su característico humor fantasmagórico.
Revive el legado de un gran personaje como Beetlejuice en Cinemark
Aunque el final puede sentirse un poco apresurado, la película se sostiene como una comedia independiente que, como «Top Gun: Maverick», no solo revive el legado de su predecesora, sino que lo eleva a nuevas alturas.