Boca Juniors llega al estadio Maracaná con la mirada clavada en una obsesión que le acompaña desde 2007, cuando sumó su última Copa Libertadores: levantar el séptimo título del máximo torneo continental e igualar al ‘Rey de Copas’ argentino, el Independiente de Avellaneda.
Fueron seis victorias en once finales pero, sin duda, el último recuerdo ‘xeneize’ es una pesadilla: en 2018, la undécima vez que alcanzó esa instancia, su máximo rival y peor enemigo, el River Plate, se impuso en una final fratricida, tan estrambótica que debió decidirse en Madrid.
El conjunto auriazul llegó en 1963 a su primera final, en la que cayó ante el todopoderoso Santos de Pelé, que ganó la ida por 3-2 y la vuelta por 1-2, con el último gol de la serie firmado por ‘o Rei’.
Pero 14 años después llegó la revancha y, además, por partida doble. Bajo la dirección de Juan Carlos Lorenzo, y con figuras como Vicente Pernía, Hugo Perotti, Carlos Veglio o Hugo Gatti, Boca ganó dos títulos seguidos: en 1977 al Cruzeiro brasileño, que precisó un partido de desempate resuelto en los penaltis; y en 1978 sobre el Deportivo Cali colombiano.
Aquel descollante equipo, que además fue campeón Intercontinental (1977), todavía alcanzó una final más, en 1979, pero perdió ante el Olimpia paraguayo.
Ya en 2023, los altibajos de la temporada derivaron en la salida del banquillo de Ibarra -fichado en julio de 2022 como técnico y que ganó la Liga Profesional 2022 y la Supercopa Argentina- justo en el momento en que iba a comenzar la Libertadores 2023; de hecho, el primer partido ante el Monagas venezolano contó con Mariano Herrón como interino.
El 10 de abril fue anunciado Jorge Almirón, trotamundos del fútbol que, además de a los argentinos Independiente y Lanús, dirigió al Elche español, a los mexicanos Dorados y Veracruz y al Al-Shabab saudí, entre otros, y dio un giro de 180 grados al equipo hasta plantarse en la final del máximo torneo de clubes en Sudamérica.