El argentino Germán Ezequiel Cano es sinónimo de gol para un Fluminense que quiere alzar este sábado su primera Copa Libertadores, título que vuelve a disputar después de quince años, ahora frente a Boca Juniors.
A sus 35 años, el jugador nacido de una familia humilde en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora buscará la gloria en el principal torneo de clubes del continente y del que tiene en su bolsillo la artillería.
Son doce goles en la actual edición de la Libertadores, nueve de ventaja sobre su compañero John Kennedy y del peruano Luis Advíncula, de Boca Juniors, los otros dos jugadores que se mantienen en la competencia, cuya final se jugará en el Maracaná, casa del Flu.
Desde Colombia celebra los goles haciendo una “L” con las manos, en homenajes a sus hijos Lorenzo y Leonella, un gesto que causó algo de revuelo en Brasil, pues muchos lo confundieron como un apelo hacia el líder progresista y presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El jugador también ha levantado en las celebraciones la bandera LGTBi y prestó solidaridad en las redes al colega australiano Joshua Cavallo, que se declaró públicamente homosexual y recibió ofensas de algunas personas, en un gesto aplaudido por la comunidad queer.