París Saint-Germain (PSG) ha iniciado una reestructuración de su plantel esta temporada y ha puesto al frente del proyecto a Luis Enrique, quien para comandar el equipo ha tomado medidas que exceden el aspecto netamente deportivo, muchas de la cuales fueron reveladas esta semana por la prensa francesa.
El estratega español estableció un régimen de estricta disciplina entre los jugadores, según publicó el portal francés L’Equipe. Uno de sus primeros mandatos fue la obligatoriedad de que todos los miembros de la plantilla firmen diariamente una hoja de asistencia en el centro de entrenamiento de Poissy. La medida busca garantizar la máxima implicación de los futbolistas en la preparación y el respeto por los horarios establecidos, reflejando su filosofía de no dar lugar para las concesiones en el rendimiento diario.
Pero, el control de Luis Enrique sobre sus dirigidos va más allá del campo, pues tras su llegada al equipo envió a espías para supervisar las discotecas y los locales de ocio nocturno en París y monitorizar las redes sociales de los futbolistas. Este nivel de vigilancia, que se suma a las medidas implementadas desde el año pasado, permite al club estar al tanto de las salidas y el comportamiento de los jugadores también fuera del ámbito profesional. No obstante, la gestión de la vida privada de sus dirigidos se realiza con sensatez, permitiendo ciertos momentos de relajación, siempre que no comprometan el rendimiento deportivo.
Además, esto no se limita a los deportistas, sino que alcanza también a la estructura ejecutiva del club. Durante el verano, dio el visto bueno a la salida de algunos directivos cuyo estilo de vida no consideraba acorde con las expectativas. La misma exigencia se aplica a su conducta personal, manteniendo una vida pública extremadamente reservada dedicada casi en exclusiva a su labor como técnico, salvo esporádicas visitas a ciertos restaurantes.