mayo 5, 2024
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‘Superclásico’ con las hinchadas de River y Boca, unidas desde 2018

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La final del Bernabéu, el Superclásico más recordado de la historia, última vez que las aficiones de River Plate y Boca Juniors estuvieron juntas.

En Madrid, el 9 de diciembre de 2018, un exitoso River Plate, entonces dirigido por el técnico que le ha dado a sus vitrinas el mayor número de títulos, Marcelo Gallardo, obtuvo su cuarta Copa Libertadores en el mejor de los escenarios imaginables: ante su archirrival, Boca Juniors, y en cancha neutral, lo que permitió que sus aficionados vivieran la gloria mientras los del enemigo sentían el infierno.

En Argentina, país donde la pasión inunda todo, hay tantos Clásicos en el balompié local que el River-Boca es denominado ‘Superclásico’ y, cuando se juega, los piques y roces entre sus seguidores son constantes, antes, durante y después del partido.

Por eso, para los Millonarios, la final 2018 es la imagen recurrente para ‘calentar’ a los rivales; para los Xeneizes, lo es el descenso a la ‘B’ (Primera Nacional) de River en 2011.

Córdoba, la segunda ciudad más poblada de Argentina y situada en el centro del país, fue este domingo el escenario de un ansiado reencuentro para completar la fiesta del fútbol que supone un duelo River-Boca en cuartos de final de la Copa de la Liga.

Un hincha de River, Alfredo, nacido en Jujuy, pero que lleva más de una década trabajando de taxista en Córdoba, destaca la importancia de este evento para la ciudad y resalta: «Poder vivir en el (estadio Mario Alberto) Kempes algo así es hermoso».

En un país tristemente marcado por la violencia de las ‘barras bravas’ en el fútbol, los ‘Superclásicos’ ligueros dejaron de juntar a las dos aficiones más grandes del país suramericano tras la prohibición de acceso de la afición visitante de todos los equipos en 2013, cuando un hincha de Lanús murió en los alrededores del Estadio Único de La Plata.

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«Hemos venido justamente por eso, porque van a estar las dos hinchadas, y eso hace mucho tiempo que no pasa. Creo que va a ser un lindo evento», le indican a la Agencia EFE Sergio y Valentina, que llegaron en avión este sábado desde Mendoza.

Durante todo el fin de semana, y especialmente desde primeras horas del domingo, lugares emblemáticos del corazón de Córdoba, como la Iglesia del Sagrado Corazón o el Parque Las Heras-Elisa, se llenaron de amarillo y azul, por un lado, y de rojo y blanco, por otro.

La alegría y la tranquilidad eran la nota dominante que se respiraba en sus calles, algo que había intentado instalar días antes el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia: «Somos rivales, no enemigos».

Por ello, no fue raro ver a Bosteros y Millonarios paseando juntos.

Un Superclásico sin violencia

A medida que se acercó la hora del encuentro, el público se iba acercando al estadio que honra a la figura que levantó la primera Copa del Mundo para Argentina en 1978 y separando sus caminos por precaución: los de River Plate por un acceso y los de Boca, por otro.

Eso supuso el pistoletazo de salida para los cánticos que explican al rival por qué su equipo es el más grande: los fans del Xeneize citaron la «mancha imborrable» del descenso y los del Millonario se relamieron con el título de 2018: el del ‘Superclásico’ más importante de todos los tiempos.

Hoy, cinco años, cuatro meses y 12 días después, Córdoba vivió una ‘Superfiesta’.

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